viernes, 31 de julio de 2009

Al salir del cine - Parte 2

Al salir del cine - Parte 2

Mientras paladeaba la misma estrella de siempre, analicé un poco la situación.

Las tres de la mañana, un tipo solo y sin afeitar bebiendo una cerveza apoyado en la barra y una rubia despampanante con un estúpido pañuelo de colorines en la esquina.

¡Joder! Solo faltaba un poco de jazz de fondo y esto se convertiría en una película de Philip Marlowe.

No pude evitar sonreir para mis adentros, pero una idea se fué abriendo paso en mi cabeza. Y la máquina del fondo del local tenía, en buena parte, la culpa.

Así que Philip Marlowe, ¿no? Pues que así sea.

Me alcé de la barra y, mientras rebuscaba en el bolsillo del pantalón, me acerqué a la máquina del fondo, caminando como se supone que caminan los detectives que están de vuelta de todo, aunque no tengan ni un dolar, estooo, ni un euro encima. ¡Dios! Lo que hubiera dado en aquel momento por uno de esos sombreros de fieltro.

Por fín llegué a la máquina. Leí detenidamente las opciones y pulsé G7.

Antes de llegar a la barra, la voz de Melody Gardot suplicaba que la amara tal como lo hace el río. A la rubia, por supuesto, ni la miré. De haberlo hecho todo el plan se habría ido, directamente al carajo.
En vez de eso fijé mi mirada en el vaso de cerveza.
Ahora que lo pensaba, hubiera estado mucho mejor un whisky, pero aparte de que vale más del doble, me había pedido la cerveza antes de ver a la rubia, y claro, ahora no la iba a tirar.

La suerte estaba echada. Tan solo era cuestión de esperar y rogar por que el espíritu de Philip intercediese por mí.

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